Hay cosas que el cine de producción tradicional, es decir, con seres humanos y objetos frente a la cámara, difícilmente puede lograr. Por ejemplo, que una máquina nos provoque ternura.
El cine de animación lo ha logrado por medio de WALL-E, un relato que mezcla la ciencia ficción con el romance y la aventura. Nuevamente el valioso aporte de la empresa Pixar al cine de animación queda en evidencia y su alianza con Disney se fortalece.
Las ventajas del dibujo animado digital en tres dimensiones son bien aprovechadas por un gran equipo de ilustradores, animadores, diseñadores de efectos especiales y programadores de software. Todos en procura de un filme entretenido, divertido, al tiempo que crítico y esperanzador.
Mundo anticipado
En un planeta Tierra colapsado y sin humanos, un robot chatarrero continúa su tarea asignada, compactar la basura acumulada. Le acompaña una cucaracha, único sobreviviente de una hecatombe mundial.
Pero WALL-E no es una simple máquina, es también un avezado coleccionista de objetos raros que antaño los humanos usaban. Por medio del cine aprende a bailar y a cantar; también a tener un sueño romántico. El mismo se cumple con la sorpresiva llegada de Eva, una sonda exploradora de la cual WALL-E se enamora. Juntos vivirán la aventura de sus vidas protegiendo a una pequeña planta que encarna la posibilidad de recuperar la naturaleza devastada.
Un antiguo guión
Según informaciones de prensa, el director y guionista Andrew Stanton habría demorado más de diez años en llevar a cabo su anhelado proyecto cinematográfico. En parte este relativo atraso se debe a que en el momento de concebir la historia no existía la tecnología necesaria para realizarlo como su gestor quería. La paciencia rindió sus frutos y hoy podemos ver una historia que tiene innegables elementos de enganche con el gran público, por cuanto está concebido para verlo en familia. Es un relato muy bien hilado que no da pausa a la acción, que llega a alcanzar momentos de gran nivel narrativo, especialmente durante el primer tercio, donde la ausencia de diálogos es compensada por un excelente trabajo visual.
WALL- E
Un robot enamorado ciertamente es un personaje atractivo para el cine, más si tiene la valentía de proteger y luchar por quien ama. Es inevitable la asociación con Arturito R2D2, el robot de "La Guerra de las galaxias", pero WALL-E además de ser de la era digital, tiene un desarrollo dramático completo y profundo. Es un personaje optimista, inocente y positivo, características que lo convierten en héroe sin mayor dificultad y la audiencia lo adopta sin cuestionamientos. Una máquina sensible y que tiende al amor es sin duda una evolución significativa en la historia del relato cinematográfico.
La crítica y la esperanza
Como la mayoría de los filmes de ciencia ficción, nos plantea un mundo futuro en crisis, producto de la desidia del ser humano. Como proyección de nuestro desarrollo no deja de ser una ácida crítica a la industrialización, a la deforestación y a la sobrealimentación de una parte de la humanidad.
Pero también es una historia que lleva un mensaje de esperanza, la protección del mundo vegetal está en el centro de la motivación de sus creadores y sus personajes. Recomendable para disfrutar con toda la familia con una historia fantástica bien narrada.
Ficha técnica
Dirección y guión: Andrew Stanton
Música: Thomas Newman
Voces:
Ben Burtt
Elissa Knight
Jeff Garlin
Fred Willard
John Ratzenberger
Kathy Najimy
Sigourney Weaver
DIARIOLIBRE
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