- Criticado por sus prácticas monopolistas, Gates ha sabido elegir el momento exacto para empezar a aplicar ideas ya probadas.
- Fue el primero en darse cuenta de la importancia de convertirse en plataforma o vender el software por separado del hardware.
El fundador de Microsoft deja hoy la empresa. William Henry Gates, 52 años, casado y padre de tres hijos, parece haber completado sus aspiraciones empresariales en la vida. Ha decidido dejar la empresa a la que ha dedicado todos sus esfuerzos y que le ha convertido en el tercer hombre más rico del mundo, con una fortuna que alcanza los 58.000 millones de dólares (unos 36.800 millones de euros).
Más que como un visionario, quienes le conocen destacan la determinación del fundador de Microsoft, un genio a la hora de identificar el momento exacto en el que aplicar en su compañía ideas que ya han sido probadas por otros en algún momento. Una práctica que no siempre le ha salido del todo bien, como cuando decidió no dar la importancia necesaria a la introducción de interfaces gráficos (quedando en este plano por detrás de Apple) o relegando a internet a un segundo plano durante varios años (dejando que Google tomara posiciones).
La importancia de las plataformas y el efecto de red
Pese a esos tropiezos, el magnate del software es uno de los artífices del desarrollo de la informática y del sector tecnológico global. Su principal acierto y fuente de éxitos fue la apuesta por introducir un ordenador personal en todos los hogares y oficinas. En 1985, Gates revolucionaba el mundo del software con el lanzamiento del primer Windows, un sistema operativo que ampliaba las prestaciones de MS-DOS. El éxito del sistema operativo provocó que numerosos fabricantes de equipos lo preinstalaran en los ordenadores que vendían, lo que contribuyó a convertir a Microsoft a principios de los 90 en la empresa líder de la industria del software con una facturación anual de más de mil millones de dólares.
Ha de reconocerse también a Gates la capacidad para darse cuenta antes que nadie de que el software podía venderse por separado del hardware. Tras dejar sus estudios en Harvard y fundar su compañía en 1975, creo el sistema operativo para los ordenadores de IBM, con la que llegó a un acuerdo para poder vender su software de forma independiente. Fue el principio de la creación de un imperio que partió casi de la nada.
Gates recuerda que en estos comienzos Microsoft era una compañía tan pequeña que cuando IBM presentó el primer ordenador personal ni siquiera fueron invitados. 33 años después de su fundación, Microsoft gana cada años 51.000 millones de dólares, emplea a 78.000 personas y opera en 105 países del mundo.
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